La autoestima es una construcción psicológica que influye de manera significativa en nuestra vida diaria. Todos/as, en algún momento, hemos experimentado esa sensación de no ser lo suficientemente buenos/as o de no estar a la altura de las expectativas, ya sea propias o de las demás personas. Aunque la autoestima es dinámica y puede cambiar con el tiempo, ciertos factores en nuestra vida pueden contribuir a que esta sea más baja de lo que debería. En este blog, exploraremos algunos de los principales factores que pueden debilitar nuestra autoestima, incluyendo el impacto de la cultura, las expectativas externas, y las experiencias pasadas, como el trauma o el rechazo. Factores que Contribuyen a una Baja Autoestima

 

La Influencia de la Cultura en la Autoestima

La cultura en la que vivimos juega un papel crucial en la formación de nuestra autoestima. En muchas sociedades modernas, el éxito personal y profesional está estrechamente vinculado con valores de competencia, logros y reconocimiento público. Esto crea una tendencia a compararnos con las demás personas y a medir nuestro valor en función de estándares externos.

Según el estudio de Orth y Robins (2014), las normas culturales y los ideales impuestos socialmente pueden afectar negativamente la percepción que tenemos de nosotros/as mismos/as. En culturas donde el éxito material, la apariencia física o el estatus social son altamente valorados, aquellos que no alcanzan estos ideales tienden a desarrollar una baja autoestima. Este proceso puede comenzar desde una edad temprana, cuando los/as niños/as son expuestos a expectativas culturales sobre lo que significa ser «exitoso» o «valioso».

Por ejemplo, en sociedades donde la competitividad está profundamente arraigada, como en muchas culturas occidentales, la comparación social se vuelve casi inevitable. Si no alcanzamos ciertos logros o no cumplimos con ciertos estándares sociales, esto puede llevar a una autopercepción negativa y, en última instancia, a una baja autoestima. Las personas pueden sentir que no son lo suficientemente inteligentes, atractivas o exitosas, lo que alimenta una espiral de inseguridad y autocrítica.

 

Las Expectativas Externas y el Impacto de las Redes Sociales

En nuestra era digital, las redes sociales han pasado a ser uno de los principales canales de comparación social. No es raro que, al navegar por Instagram o TikTok, nos encontremos viendo las mejores versiones de la vida de las demás personas: las vacaciones de ensueño, los cuerpos perfectos, los éxitos profesionales. La naturaleza curada de las redes sociales significa que lo que vemos no es necesariamente un reflejo de la realidad, sino una versión idealizada de la misma.

El impacto de las redes sociales en la autoestima ha sido ampliamente documentado. En un artículo publicado en el Psychological Bulletin, los autores destacan cómo las redes sociales fomentan comparaciones sociales constantes, lo que puede agravar sentimientos de inadecuación. Al compararnos con las versiones perfectas de las demás personas, solemos sentirnos menos valiosos o competentes, lo que afecta negativamente nuestra autoestima.

Además, las expectativas externas también provienen de nuestra familia, amigos o la sociedad en general. A menudo, estas expectativas se basan en lo que otros creen que deberíamos hacer o cómo deberíamos ser. En lugar de centrarnos en nuestras propias metas y deseos, muchas veces intentamos cumplir con las expectativas de las personas alrededor, lo que nos lleva a perder el sentido de autenticidad. Esta desconexión entre nuestras acciones y nuestras verdaderas intenciones puede hacernos sentir que no estamos viviendo de acuerdo a nuestros propios valores, lo que disminuye nuestra autoestima.

Un ejemplo claro de esto es el ideal de éxito que muchas sociedades occidentales promueven. La presión por tener un trabajo bien remunerado, una familia perfecta y un estilo de vida envidiable puede crear una carga insostenible para muchas personas. Aquellos que no logran cumplir con estos ideales pueden sentirse fracasados o inadecuados, lo que afecta gravemente su autoestima.

 

Las Experiencias Pasadas: Traumas, Rechazo y Fracasos

Nuestras experiencias de vida, especialmente las más dolorosas, también tienen un gran impacto en nuestra autoestima. El rechazo, el fracaso y los traumas, especialmente cuando ocurren en la infancia o la adolescencia, pueden dejar una marca duradera en nuestra percepción de nosotros mismos.

Twenge y Campbell (2001), explican que las experiencias negativas durante etapas formativas de la vida pueden tener un impacto profundo en cómo nos vemos a nosotros/as mismos/as en la adultez. Por ejemplo, una infancia marcada por la falta de validación o el rechazo constante puede generar una visión de uno/a mismo/a como insuficiente o no merecedor/a de amor y éxito.

El trauma también desempeña un papel significativo en la formación de una baja autoestima. Las experiencias traumáticas, como el abuso emocional, físico o psicológico, erosionan la confianza en uno/a mismo/a y generan una autopercepción negativa. Las personas que han vivido situaciones traumáticas suelen tener una tendencia a la autocrítica extrema y a sentir que no son lo suficientemente valiosas.

Por otro lado, el fracaso en diferentes áreas de la vida —ya sea en el ámbito académico, profesional o personal— también puede ser una fuente de baja autoestima. La manera en que interpretamos estos fracasos es crucial. Si vemos el fracaso como una señal de que no somos lo suficientemente competentes, esto puede afectar gravemente nuestra autoconfianza. Sin embargo, si logramos cambiar la narrativa y ver el fracaso como una oportunidad de aprendizaje, podemos mitigar su impacto en nuestra autoestima.

 

Cómo Romper el Ciclo de la Baja Autoestima

Es importante destacar que, aunque todos estos factores pueden contribuir a una baja autoestima, también es posible cambiar la forma en que nos vemos a nosotros/as mismos/as. Reconocer los elementos que afectan nuestra autoestima es el primer paso para romper el ciclo de autocrítica y comenzar a construir una relación más sana con nosotros mismos.

  1. Autoconciencia: Ser conscientes de las fuentes de nuestras inseguridades nos permite cuestionarlas. Pregúntate: ¿De dónde provienen estas creencias? ¿Realmente reflejan quién soy o son un producto de mi entorno?
  2. Establecer límites: Desconectar de las redes sociales o limitar nuestro tiempo en ellas puede ayudar a reducir la comparación social y a centrarnos en nuestras propias metas y logros.
  3. Reinterpretar experiencias: Cambiar la forma en que interpretamos los fracasos y rechazos del pasado puede ser clave para mejorar nuestra autoestima. Es importante ser consciente de ello, para poder cambiar la narrativa.
  4. Buscar apoyo: Si bien es posible trabajar en la autoestima por cuenta propia, la terapia es un espacio valioso para profundizar en las causas subyacentes de la baja autoestima.

En PSICOLORIA, ayudamos a las personas a identificar las creencias limitantes que han desarrollado a lo largo de sus vidas, y les proporcionamos las herramientas necesarias para construir una autoestima más fuerte y saludable.

Si sientes que los factores mencionados en este blog han influido negativamente en tu autoestima, te invito a considerar la terapia en PSICOLORIA como un camino hacia una mejor relación contigo mismo. Trabajaremos juntos/as para identificar los patrones de pensamiento y comportamiento que están afectando tu autoestima, y te apoyaremos en el proceso de reconstruirla desde un lugar de autocompasión y aceptación.

 

Referencias

Factores que Contribuyen a una Baja Autoestima Factores que Contribuyen a una Baja Autoestima